Seguramente estés ya en tu destino de vacaciones o, quizás, haciendo la maleta para aprovechar los últimos días de Semana Santa lejos de la rutina habitual. Pero la recién estrenada primavera nos ofrece cientos de posibilidades más allá del tradicional y, por qué no admitirlo, masificado periodo de descanso nacional.
Tanto si eres de los que se apunta a un bombardeo como de los que prefiere la tranquilidad, las escapadas que te proponemos a continuación seguro que te permiten llegar al verano con un poquito menos de ansiedad y, en caso de que eso sea posible, con menos necesidad de vacaciones.
Para los no alérgicos, por aquello del olor a azahar y las gramíneas sobrevolando el ambiente, no hay mejor rincón en abril y mayo que Sevilla y Córdoba. Y no sólo por las archiconocidas Feria y Fiesta de los Patios, sino por su variada y extensa oferta cultural. ¡No todo va a ser jolgorio y folclore!
El amplio patrimonio artístico e histórico de ambas ciudades sobrepasa la Catedral y la Mezquita e invita al visitante a descubrir sus lugares menos conocidos. ¿Por qué no adentrarse, por ejemplo, en el jardín en el que jugaron de niños los hermanos Machado y que inspiró estos versos de Antonio?
Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,
y un huerto claro donde madura el limonero…
Desde el pasado 17 de marzo, es posible adentrarse en el Patio del Limonero que describió el poeta gracias a la apertura al público de Las Dueñas, la residencia sevillana del Duque de Alba. En esta casa-palacio, convertida en casa de vecinos durante buena parte del siglo XIX, nació el 26 de julio de 1875 el célebre autor, cuyos versos “esta luz de Sevilla… es el palacio donde nací con su rumor de fuente” reverberan aún entre los muros de un complejo palaciego ejemplo, como pocos, de la arquitectura nobiliaria de la capital hispalense.
También en Córdoba es aconsejable salir de la ruta más típica para adentrarse en las ruinas de la siempre encantada Medina Azahara, la fastuosa y misteriosa ciudad que Abd-al Rahman III mandó construir a los pies de Sierra Morena y que encierra, incluso en su nombre, historias legendarias. Cuenta la leyenda que el califa mandó construir esta ciudad palatina en honor a su mujer favorita, Azahara, aunque estudios recientes señalan que fue debido a la necesidad de crear un Califato Independiente en Occidente.
Otros lugares más que recomendables en primavera para los que soporten bien el revivir de la naturaleza en esta época son Cieza (Murcia), con su memorable ruta de los melocotoneros y almendros en flor, y el Valle del Jerte (Cáceres), donde cada año, miles de cerezos ofrecen un espectáculo blanquecino sin par.
Rutas gastronómicas, ese placer por degustar
Menos polinizadas están las siguientes rutas que os proponemos para esta primavera de 2016. Quien disfrute del turismo de interior y la historia, tiene una cita en Palencia con la Villa Romana de la Olmeda, un caserío agrícola de la época romana situado en Pedrosa de la Vega y en cuyo inmenso yacimiento, descubierto en 1968, no se ha dejado de excavar para dar a conocer los maravillosos mosaicos que alberga en su interior.
Para los que disfrutan del buen comer tras un bonito paseo, Asturias es, sin duda, su lugar. Las rutas del Bajo Nalón, del Camín Real de la Mesa, de la Montaña Central y de la Comarca de la Sidra no sólo están repletas de preciados edificios de entre los siglos VIII y X sino que, además, ofrecen al caminante un final de ensueño en distintas y deliciosas queserías (con permiso de la fabada y el pote).
Igualmente gustosa se presenta la ruta de los vinos del Camino de Santiago. Más de una quincena de bodegas jacobeas adscritas a la Denominación de Origen Navarra y Rioja abren sus puertas a peregrinos y visitantes ofreciendo catas, comidas, cenas e incluso viajes en globo.
¿Y tú, con qué plan te quedas?